Cuando una farmacia decide romper con lo establecido, el diseño debe ir más allá de lo funcional:
tiene que proponer una nueva forma de cuidar, ver y sentir.
Así comenzó el proyecto de Farmacia Ciriza.
Y así lo abordamos desde Maua Creative Studio.
El reto técnico era evidente: tres unidades independientes que debían convertirse en un único espacio coherente, accesible y con personalidad.
Pero lo que realmente marcó el rumbo fue una elección clara y valiente:
el blanco como punto de partida, de llegada y de intención.
Las dimensiones, como prueba inequívoca de majestuosidad.
Y la innovación, expresada en detalles como una mesa volada que parece flotar o una pared retroiluminada que transforma la percepción del espacio.
No se trataba solo de un color, sino de una actitud: claridad, serenidad, ligereza.
Desde ahí, diseñamos un interiorismo que organiza, unifica y acoge.
Un espacio sin ruidos, donde cada línea suma, cada luz multiplica y cada detalle diferencia.
Trabajamos con materiales honestos, formas limpias y una distribución que invita a fluir con naturalidad entre las distintas áreas.
Una farmacia que no impone, sino que acompaña. Que no abruma, sino que guía.
Porque cuando el diseño se pone al servicio del bienestar,
el blanco no solo calma: también transforma.
